Le grito al silencio tu nombre y me responde el eco de tu voz en el viento; alucino tu silueta en la lejanía, imagino tu calor en mis inviernos.
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De versos y sombras
1 de julio de 2016
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Eres capaz de verme sin ni siquiera tener que mirarme. Y es que desde lejos, puedes transportarte directo a mi alma. Tienes, la capacidad de abrir las puertas herméticamente cerradas, de lo más profundo de mi ser. Que ante ti, se deja entrever, por qué aún, de cierta manera se esconde. Puedes, descifrar mis misterios y mi complicidad, con facilidad, por que has aprendido a conocer el código que rige mi mente.
No es necesario estar frente a frente para que sepas, lo que estremece mi cuerpo, lo que acalora mis adentros. Conoces mis síntomas de fragilidad, cuando en la oscuridad y en el silencio se perturban mis pensamientos. Y es que somos tan diferentes, al mundo y a los demás, que nos sabemos mirar más allá de la piel, de lo que ve la gente: logramos descubrirnos las almas.
De versos y sombras (2016)
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Extrañaré la hermosa relación que tuvimos y que nos unió por tanto tiempo en el frente de batalla.
Me faltará sentir,
El calor de tu cuerpo junto al mío,
La suavidad de tus manos en las caricias que me dabas,
Tus labios,
Ese dulce manantial que me llenaba de vida y que con el roce de los míos me hacía estremecer.
Desearé en el viento escuchar que susurras mi nombre,
Que el tiempo y el destino
Te traigan de vuelta a mí.
Sí no es así,
Viviré en mis sueños a tu lado
Donde me amarás sin fin.
Recordaré con fervor el amor que nos dimos,
Lo que juntas vencimos
Para nuestro porvenir.
Te amaré en el silencio,
Y te enviaré en el viento,
Las partículas de mi alma
Que son solo de ti.
Reposa mi niña grande,
Reposa en el marfil burdo de mis caderas
Tus dedos,
Espías pardos
Simulan arcos en el jardín.
Duerme, mi niña, duerme
En la mía, tu boca
Canta el partir
De los labios sonoros
Sangre, miel, elixir.
Sueña, mi niña, sueña,
Nadando en el pecho febril
Entre las cálidas olas
Palpitantes, sin fin.
Anda, mi niña, anda
Venus no es prohibida.
Tierna niña, camina
Por la arena movediza.
No temas, no resistas
La diosa te espera,
Consentida
En el paraíso florido.
Refugia, niña, refugia
Piel, alma y huesos
Pierde, cordura y seso.
En la tierra prometida
Suspiras hasta los versos,
Producto de tu fascinación.
Evadne Dos Torres
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Se desborda el amor
En mis suspiros
Con tus caricias,
Infinita pasión…
Brota por mi piel,
El amor que de mi corazón
Emana,
Manantial de ternura,
Eterna atracción.
Son tus labios, portal
A mis más inmensas pasiones
Deseo,
Lujuría,
Fantasías.
Almas gemelas,
Reencontradas
Revividas.
Tu y yo,
Amor,
Real.
Evadne Dos Torres
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Lágrimas brotan de sus ojos,
Sus párpados cansados
Ya no hay descanso ni sueño
Recostada en su aposento, desolada,
Triste Venus.
No existe en su corazón consuelo,
Su mente no razona
Sus pensamientos son un enredo,
Para ella, no hay una salida,
Nada tiene remedio.
Triste Venus,
De vivir, casi rendida
De alma noble pero agotada,
su vida se ha vuelto un campo de batalla
Y su corazón solo sufre por tantas heridas.
Yo sólo espero que algún día,
Sus lágrimas se sequen, sus heridas sanen.
Sola, dulce diosa, vuelve a la vida
Despierta, triste Venus, antes de tu partida.
Evadne Dos Torres
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Arranca de mi memoria
Tus caricias desenfrenadas,
Drena de mi sangre
Este amor de desvelada.
Te imploro, adelante,
Colecciona mis lágrimas.
Derrámalas en el mar,
Hogar de tu alma salada.
Arropa mis ojos y cégalos,
Así no podré mirar más tu rostro.
Borra de mis pensamientos,
Tu imagen, que tanto adoro.
Desgarra de mi piel,
Este deseo incesante
Por ese aroma de mujer
Que me hacer rendir en el combate.
Enloquéceme de una vez,
Vuélveme insensata, incontrolable
Quítame la cordura,
Para así en la eterna locura
Por fin olvidarte.
Evadne Dos Torres
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Redescubre los secretos
que se ocultan en los pliegues de mi cuerpo
en cada poro, en mi cintura, en mi cabello, en mis pechos,
desvistes mi ser con tus fórmulas,
eres el reactivo que le hace falta a mi alma.
Tú, solo tú, contienes en tu magia
la dosis perfecta que puede revivir mi corazón;
aunque en él, no se halla el amor, sino en mi mente…
de todos modos se empeña en sentirlo.
Eres, alquimista…
el filósofo perfecto,
el amante predilecto
la anarquía que domina mis sentidos
y que le da algo de razón.
Excentricismo y revolución,
alteras mis sistemas,
el caos desencadenas
en la poca cordura que en mí queda.
Es esa tu voz,
melodía que brota de esa boca,
donde quiero perecer
y que calma, como bálsamo
mi desolado espíritu.
Eres, alquimista…
la pasión que corre por mis venas,
el deseo que inunda mis noches en vela,
escepticismo para el espectador
que todo lo juzga y nada cree.
Son tus palabras,
cántico para mi alma,
furor en la piel…
eres todo tú,
alquimia predilecta,
cura de todos los males
que un día llegué a padecer.
Eres, alquimista…
la magia que se desborda ante mis ojos
el amor sincero y fiel,
que aplasta a seres misoginos,
eres, mi alquimista…
todo aquello que deseo tener.
Evadne Dos Torres
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El humo recrea tu silueta,
curvas mortíferas
donde quiero perecer.
Se plasma tu cuerpo
en la oscuridad de la noche,
la niebla lo conforma;
te haces carne.
Tu templo desnudo,
paisaje a mis pupilas
se desplaza frente a mí
como si flotara en el aire.
Es la blancura de tu piel,
el resplandor que ilumina mi espacio.
El brillo de tus ojos,
hechizo para mi alma.
La melodía en tus labios,
es canto a los dioses;
conjuro a mi corazón
que envuelves con tus voces.
Aparición celestial,
espíritu hecho mujer;
envuélveme en tus caderas,
en tu sombra me quiero perder.
Evadne Dos Torres
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Embriagarme con el alcohol en tus besos
Saciar mi sed irracional con tu cuerpo
Matar estas ansias,
De revivir en tus brazos, es lo que quiero
Junto a ti, mi eterna adicción.
Bebo, entre sueños
Ese dulce veneno que brota de tu boca
Que permanecer adherida a ella
Eternamente, me provoca,
Hasta extraer la última gota de ti.
Todo tú, eres mi droga
El alucinógeno perfecto
Para mis días de dolor.
Adormeces mi cuerpo,
Entre torrentes de pasión.
Una dosis de tu cuerpo febril,
Es necesaria, es esencial
Para poder vivir;
La tomo entre mis dedos
Mis poros la absorben,
Me lleno de ti.
Soy adicta a la música en tu voz,
Al calor en tu cuerpo,
Al furor de rus besos
Que al final desbordan
La más ínfima pasión.
Eres tu mi adicción,
Droga efímera en el cuerpo
Medicina intravenosa
Que cura al corazón.
Evadne Dos Torres
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Baúl de versos y sombras 